Lo primero es que la portada del libro
con la cruz gamada es sencillamente una llamada de atención. Poco
que ver con el contenido.
En cuanto a la novela, de autor
albaceteño, creo que sería adecuado leerla, que como regla nos
leyésemos y estoy pensando en los escritores de la región, así al
menos seríamos público los unos de los otros, que no sería poco. Y
en tanto a cada uno le conviniera podría cruzar sus referencias
literarias con las del vecino. Ya se sabe que cuatro ojos ven mas que
dos y ocho más. Es una sugerencia ampliable a los que aún ejercen
en la literatura española (quitados los transcriptores de la
literatura en inglés por desgracia cada vez mas abundantes).
Leída “La mirada blanca” puedo
decir que estamos ante una novela de ambiente internacional
(transcurre en la Antártida y entran y salen en ella los poderes
económicos y políticos de la hora) en la que, por una vez, hay
protagonistas españoles que además son consistentes como
personajes. La única pega que le voy a poner es que el amor reina en
exceso, un amor excesivo dadas las circunstancias.
Los guiños a una fantasía construida
por las revistas exotéricas que son comunes y accesibles por un
precio módico, en oposición a esotéricas (no,
no me he equivocado al poner exotérico en lugar de esotérico que
significa oculto, reservado) contribuyen a que los lectores
encuentren unas alusiones a lo que es lo exotérico de lo esoterico
que son el hilo por el que saldrá el ovillo.
Ovillo que no voy a desvelar aquí pero
con el que el autor logra mantener al lector como si fuese un pez
enganchado a una caña, que es de lo que se trata.
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